Hace dos años el director de cine taiwanés Ang Lee (recordemos, "El banquete de bodas", "Comer, beber, amar", "La tormenta de hielo", "Tigre y dragón", Hulk), se alzó con el León de Oro en el Festival de Venecia por su exitosa a nivel de crítica y público Brokeback mountain (sentimiento, por otro lado, que no comparto, aun a sabiendas de haberle prometido un segundo visionado a dicho film). Pues lo ha vuelto a hacer, aunque es de justicia decir que ha sido un festival un tanto irregular, donde muchos directores consagrados no han convencido y el nivel, desde una perspectiva global, no ha estado a gran altura. En esta ocasión ha logrado el máximo galardón por su nueva película, Lust, caution, una cinta con alto contenido erótico y que a mí, y tras ver el trailer, me recuerda, y mucho, a aquella joya de Wong Kar-Wai llamada In the mood for love, y que aquí fue renombrada como "Deseando amar" - de hecho, el actor protagonista, Tony Leung, aparece en ambos filmes, y prácticamente con papeles idénticos. Del resto del Festival, me quedo con las malas críticas a "El sueño de Cassandra", de Woody Allen y las discretas propuestas de Ken Loach y Erich Rohmer, el silencio absoluto ante "En la ciudad de Sylvia", de José Luis Guerín y Cristobao Colombo - O enigma, de Manoel de Oliveira (quizás debido a los sueñecitos que estaban echando los críticos), la caracterización de Cate Blanchett, nada más y nada menos que interpretando a Bob Dylan, y la muy interesante película de Paul Haggis, ganador del Oscar por Crash, In the valley of Elah.
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