lunes, julio 31, 2006

Poseidón : Naufragio en toda regla


Anunciada como una de las películas del verano, a la espera de la llegada de la secuela de Piratas del Caribe y la nueva entrega de thriller-terror psicológico de la mano de M. Night Shyamalan, La joven del agua, Poseidón se erigía como la típica película palomitera destinada a lograr altas cotas recaudatorias y a mantener durante poco más de hora y media al espectador medio entretenido y alejado de los bochornos atmosféricos que circundan la estimada sala de cine.
Desgraciadamente, y una vez vista, lo cierto es que la crítica y la taquilla norteamericanas, que han apaleado sin piedad el film, parece quedarse corta ante lo visto por quien suscribe el fin de semana pasado. Olvidándonos de que se trata de un remake de una película discreta (algo muy prodigado últimamente, y tendente cada vez más a revisitar filmes excesivamente contemporáneos, algo que genera una incultura cinematográfica acuciante), el gran error de Poseidón es su falta de desvergüenza y, lo que más duele, que sea un veterano como Wolfgang Petersen, irregular pero veterano y artesano director, el artífice de este engendro. ¿Dónde quedaron Enemigo mío, El submarino, o las dignas La tormenta perfecta y Troya?
En Poseidón tenemos actores repescados, de saldo, como Kurt Russell o Richard Dreyfuss, grandes hace un par de décadas, pero hoy totalmente olvidados por la maquinaria hollywoodiense, quienes no pueden evitar el descalabro no sólo del Poseidón, sino del film en sí. Si una película no posee un guión coherente, todo sucede caprichosamente, los diálogos son vergonzosos y sonrojantes, y la estética se traslada de la pantalla a una videoconsola, transformando la aventura en un mero pasa pantallas de un videojuego cutre, no hay película, hay bodrio. Y si a todo ello le sumamos que el suspense no funciona, los personajes no son definidos, y todo ocurre excesivamente deprisa y sin ningún sentido aparente, ¿a quién le importa que se salven los tripulantes?
En definitiva, a pesar del esfuerzo realizado en los efectos especiales y sonoros que atronan la sala, no todo son fuegos de artificio, señores, y la coherencia y el orden es la base de todo film. Vamos, que si se me permite el chiste fácil, no cabe sino decir que la película hace aguas por todas partes. Eso sí, para cebarse de palomitas y refrescarse artificialmente el film incluso se hace corto. Dichoso verano...

lunes, julio 03, 2006

Alicante se queda huérfana de CINE

Si dos artículos más abajo hablábamos del cierre de los cines Ana en Alicante (que afortunadamente ha vuelto a reabrir, al menos temporalmente), ya sólo nos quedaba este mazazo. Me limitaré solamente a reproducir la noticia del Diario Información de Alicante :

El cierre de los Astoria deja a Alicante sin cines históricos

Las salas más antiguas de la ciudad, abiertas en mayo de 1979, echarán el cerrojo este mes ante la pérdida gradual de público y su poca rentabilidad

Alicante va a perder una nueva seña de identidad debido al inminente cierre de los cines Astoria, que tras la progresiva desaparición desde el año 2000 de las salas del centro se habían convertido en los más antiguos de una ciudad que ahora se queda huérfana de pantallas históricas. Sólo los cines Aana, que después de un periodo de clausura temporal fueron resucitados, en gran parte gracias a ejercer como sede de la sala concertada de la Generalitat y de la Filmoteca, serán a partir de ahora el último testimonio de que el centro de Alicante tuvo durante años pantallas fuera de los grandes centros comerciales.Los minicines Astoria, abiertos el 25 de mayo de 1979 por el cinéfilo Paco Huesca, quien los regentó hasta el año 2000, cerrarán sus puertas en un plazo de siete a quince días, según ha comunicado a los trabajadores su actual gerente, el empresario Isidoro Martínez Ferri, con quien ayer este diario intentó contactar sin éxito. La pérdida gradual de espectadores, sumada a las malas condiciones técnicas y físicas de las salas, que requieren «una fuerte inversión para ponerlas al día», según han indicado a este periódico fuentes del sector, son las causas principales que han motivado el cierre. Nada se sabe de momento sobre el futuro uso que se dará al local, ubicado en la plaza del Carmen, en pleno casco antiguo.El 25 de mayo de 2004 estos emblemáticos cines cumplían un cuarto de siglo de cine independiente en Alicante. Isidoro Martínez afirmaba entonces a este diario que «me encantaría que continuaran durante otros 25 años» y aseguraba que la afluencia de público era similar a la de años anteriores.Paco Huesca ideó abrir estas multisalas, que puso en marcha en colaboración con su madre y su tía, en el taller de carpintería de su padre, en cuyo honor creó unos premios locales de cinematografía. La primera cartelera que lucieron los Astoria anunciaba en la sala bautizada con el nombre de Luchino Visconti el estreno de la película «Estado de sitio», de Costa-Gavras, una cinta censurada que hablaba del secuestro de un oficial estadounidense en Uruguay. En la otra sala, denominada Luis Cuadrado en homenaje al director español de fotografía, se proyectó «Mujer entre perro y lobo», del belga André Delvaux y que hacía dos días se había presentado en la sección oficial del Festival de Cannes. La primera se ofreció en versión doblada, mientras que la segunda fue en versión original, lo que fue signo de identidad de los Astoria durante los años en que Paco Huesca estuvo a su frente. Igualmente se exhibieron dos cortometrajes, «Réquiem andaluz» y «Flash Back», costumbre más tarde prácticamente desaparecida en el panorama cinematográfico nacional.Curiosamente, sólo un mes después de la apertura de los Astoria en Alicante, ciudad en la que en el plazo de un año se habían inaugurado otros cinco cines, el sector de la exhibición en España entraba en una crisis que los empresarios atribuyeron a la competencia de la televisión y a la obligatoriedad de las salas de programar un día de cine español por cada dos de títulos extranjeros. Pese a todo, los cines alicantinos sobrevivieron a estas horas bajas, en el caso de los Astoria con el mérito añadido de ser salas de «arte y ensayo», como aún reza su cartel. Sin embargo, a partir del año 2000, todos ellos han ido cayendo inexorablemente coincidiendo con la implantación de los complejos «multiplex» en los centros comerciales.Los Astoria se despiden dejando atrás mucha historia y anécdotas. Huesca organizó ciclos, implantó el día del espectador en Alicante y las sesiones golfas, además de llevar a cabo estrenos de cineastas de la provincia, como Juan Luis Iborra y Manuel Iborra. Antonio Banderas hizo cola ante su taquilla para ver junto al director Félix Rotaeta su película «El placer de matar». Y el 23-F no amilanó a Paco Huesca, que preestrenó, como estaba programado, «Viva la muerte», de Fernando Arrabal, con la asistencia de Nuria Espert. Queda para la memoria...


Con todo ello, así queda la triste historia de los cierres de cines tradicionales en Alicante.

Alicante corre a un ritmo vertiginoso hacia la meta de convertirse en una de las pocas ciudades de España, si no la única, en carecer de salas de cine en el centro urbano que no estén ubicadas en un complejo comercial. De hecho, ya no existen locales de pantalla única. La decadencia de las salas emblemáticas alicantinas comenzó con el cambio de siglo. Los primeros en rendirse al éxodo del público a los centros comerciales fueron el Monumental y los Casablanca, que cerraron el 5 de noviembre de 2000. El primero, después de servir como sede electoral del PP, se convertirá próximamente en un bloque de elitistas viviendas. El solar dejado por el derribo de las multisalas Casablanca fue urbanizado tiempo atrás.En septiembre de 2001 claudicaba el Carlos III, tras intentar sin éxito sobrevivir con distintas fórmulas de programación. Todavía hoy no se ha hecho público qué uso se dará a este histórico y desmantelado local de la calle San Vicente. Lo mismo se puede decir del Ideal, que en febrero de 2003 ponía fin a 77 años de historia. La conservación de su fachada ha hecho correr ríos de tinta y se comentó que se haría allí desde una discoteca a un café-teatro sin que nada haya fructificado.Casi coetáneo de los Astoria, el Arcadia abría el 1 de abril de 1978 y firmaba su acta de defunción a principios de 2004 tras varios parones en su actividad. Su local es hoy en día un establecimiento multiprecio de una conocida cadena comercial.En abril de 2004 los cines Abaseis, recientemente adquiridos por el Ayuntamiento para los ensayos de la Banda Sinfónica Municipal, también se despedían, y el pasado año lo hacía el Navas, cuyo futuro uso todavía continúa en el aire.

Gracias, minicines Astoria, por lo que me habéis enseñado y por vuestro amor al CINE, con mayúsculas.

Inmersión a las profundidades del horror


Que el cine de terror está actualmente inmerso en una acuciante falta de ideas es un secreto a voces. Prueba de ello es el estancamiento que estamos sufriendo personificado en la figura del psycho killer, agobiante perseguidor de adolescentes faltos de neuronas, y en la nueva hornada de terror oriental de extremadamente pobre factura que el cine made in USA se afana insistentemente en revisionar con ínfimos síntomas de mejora respecto al original. No obstante, uno que es muy paciente y crédulo, piensa que aún quedan pequeñísimos resquicios donde los amantes del cine de terror pueden saciar sus ansias cinéfilas, sin tener que recurrir una y otra vez a los desgastados deuvedés que tanta satisfacción nos han proporcionado.

Así, y tomando como base una idea nada original, como es la actualización de un clásico de los años 70 (tal y como se hizo con "La matanza de Texas" en varias ocasiones o con "La niebla"), el responsable de la gratificante "Alta tensión", Alexandre Aja, revisita aquella minimalista película que Wes Craven, antes de hacerse de oro con Pesadilla en Elm Street, y adoptando un estilo cinematográfico mucho más atrevido y provocador, realizara en 1977, con escasos medios pero con evidente saber hacer e ilusión. El resultado no puede ser más estimulante, pues "Las colinas tienen ojos" supone un oasis en un árido y vasto desierto (si se me permite el símil con el escenario del film en cuestión), aunque si bien se deben hacer las oportunas reservas. Aja se toma su debido tiempo para situar al espectador, para describir los personajes, al tiempo que deja intuir una extraña presencia que sabemos desembocará en una espiral de persecuciones y una brutal masacre, muy al estilo años 70. No faltan las lógicas críticas políticas, incluso en materia medioambiental, algo nada original, pues la serie B de los años 50 se nutrió en exceso de este tema. No obstante, si a Craven le faltaba imprimir fuerza y horror en el original, Aja le otorga el necesario para atar al espectador a la butaca y sumergirle en un submundo del que no sabe si podrá escapar.

Obviamente, las comparaciones con "La matanza de Texas" es inmediata, aunque aquí sin duda el elemento definidor es el sangriento. Si en los años 70 lo macabro se intuía, se utilizaba sabiamente el fuera de campo, en esta ocasión el horror se muestra en primera persona, situando al film en el ámbito del gore por momentos. Así, no faltan las mutilaciones, decapitaciones, ensartamientos, cremaciones y demás elementos de género, así como un espléndido maquillaje que provoca verdadera repulsión, por lo que se hace necesario advertir de la dureza de algunas imágenes a aquellos que detestan la plasmación directa y explícita de la violencia en el cine.

Sin lugar a dudas, el elemento más conseguido estriba en el ambiente sórdido, la reacción de los personajes, el clamor de venganza y el afloramiento de los instintos más salvajes del ser humano (tanto en los protagonistas como en los "villanos"). Aja consigue un suspense que ya había sabido aprovechar en "Alta tensión", y si hay que ponerle un pero al film es quizás el excesivo juego con el espectador en el empleo de los sustos, algo a lo que contribuye mucho la música de Tomandandy, limitándose a subrayar los pasajes de intriga.

En definitiva, una más que interesante actualización del clásico setentero, con mucha más dureza e impacto visual, sabia utilización del suspense, con tintes de crítica política e incluso sorna sobre el patriotismo norteamericano, que supone un atrevido intento de revitalizar el moribundo género del terror, aunque sea a costa de ideas no originales, pero respetadas en su esquema, y que provocan en el espectador un desasosiego y un malestar propio de los mejores films del género.

jueves, junio 29, 2006

Vuelve el hombre


No, no se trata de un anuncio de colonias, sino de nada más y nada menos que el regreso del mito del cómic (y posteriormente del cine) Superman. Uno de los superhéroes que mejor plasmado ha sido en la pantalla grande retorna con aires renovados. En primer lugar, y por razones obvias, la mítica figura de Cristopher Reeve no será la que encarne a Clark Kent, sino un desconocido Brandon Routh que tendrá la díficil tarea de hacernos olvidar durante los primeros compases del film al legendario Reeve. En segundo lugar, y ésta es una nota muy a tener en cuenta, el proyecto ha sido retomado por el conocedor del mundo del cómic Bryan Singer, artífice de las dos primeras partes de X-Men y de la extraordinaria Sospechosos habituales. En tercer lugar, Lex Luthor cambia de rostro. Así, el desvergonzado y casi bufo Gene Hackman ha sido substituido por el serio y villano Kevin Spacey, en un papel mucho más oscuro y siniestro. Por último, en la composición musical sorprendentemente no estará John Williams, creador de una ya famosísima melodia principal y de un tema de amor de extraordinaria belleza. En esta ocasión, John Ottman, quien se está especializando en música para películas de superhéroes (X-men 2, Los cuatro fantásticos), compañero fiel de Singer, ha sido quien ha tomado las riendas de la banda sonora que, tras un par de escuchas, debe resaltarse su estricto respeto por la composición original de Williams. En general, la música, a pesar de no disponer de un estilo personal y propio y de pecar de muchas influencias, sobre todo del desaparecido Jerry Goldsmith, funciona tanto en las secuencias de acción como en los temas lentos, destacando "How could you leave us?" como uno de los cortes estrella del CD.
A pesar de que los primeros sondeos apuntan a que la película está más cerca del espíritu de la serie de TV Smallville que de las cuatro entregas cinematográficas anteriores, no debe ocultarse que estamos ante una esperada revitalización del género de superhéroes que, en manos de conocedores del tema en cuestión, puede dar mucho de sí, y acabar de una vez por todas con la mediocridad que puebla el género del cómic en el séptimo arte. La respuesta a nuestras dudas, el 12 de julio en los cines. Allí os espero.