lunes, julio 03, 2006

Alicante se queda huérfana de CINE

Si dos artículos más abajo hablábamos del cierre de los cines Ana en Alicante (que afortunadamente ha vuelto a reabrir, al menos temporalmente), ya sólo nos quedaba este mazazo. Me limitaré solamente a reproducir la noticia del Diario Información de Alicante :

El cierre de los Astoria deja a Alicante sin cines históricos

Las salas más antiguas de la ciudad, abiertas en mayo de 1979, echarán el cerrojo este mes ante la pérdida gradual de público y su poca rentabilidad

Alicante va a perder una nueva seña de identidad debido al inminente cierre de los cines Astoria, que tras la progresiva desaparición desde el año 2000 de las salas del centro se habían convertido en los más antiguos de una ciudad que ahora se queda huérfana de pantallas históricas. Sólo los cines Aana, que después de un periodo de clausura temporal fueron resucitados, en gran parte gracias a ejercer como sede de la sala concertada de la Generalitat y de la Filmoteca, serán a partir de ahora el último testimonio de que el centro de Alicante tuvo durante años pantallas fuera de los grandes centros comerciales.Los minicines Astoria, abiertos el 25 de mayo de 1979 por el cinéfilo Paco Huesca, quien los regentó hasta el año 2000, cerrarán sus puertas en un plazo de siete a quince días, según ha comunicado a los trabajadores su actual gerente, el empresario Isidoro Martínez Ferri, con quien ayer este diario intentó contactar sin éxito. La pérdida gradual de espectadores, sumada a las malas condiciones técnicas y físicas de las salas, que requieren «una fuerte inversión para ponerlas al día», según han indicado a este periódico fuentes del sector, son las causas principales que han motivado el cierre. Nada se sabe de momento sobre el futuro uso que se dará al local, ubicado en la plaza del Carmen, en pleno casco antiguo.El 25 de mayo de 2004 estos emblemáticos cines cumplían un cuarto de siglo de cine independiente en Alicante. Isidoro Martínez afirmaba entonces a este diario que «me encantaría que continuaran durante otros 25 años» y aseguraba que la afluencia de público era similar a la de años anteriores.Paco Huesca ideó abrir estas multisalas, que puso en marcha en colaboración con su madre y su tía, en el taller de carpintería de su padre, en cuyo honor creó unos premios locales de cinematografía. La primera cartelera que lucieron los Astoria anunciaba en la sala bautizada con el nombre de Luchino Visconti el estreno de la película «Estado de sitio», de Costa-Gavras, una cinta censurada que hablaba del secuestro de un oficial estadounidense en Uruguay. En la otra sala, denominada Luis Cuadrado en homenaje al director español de fotografía, se proyectó «Mujer entre perro y lobo», del belga André Delvaux y que hacía dos días se había presentado en la sección oficial del Festival de Cannes. La primera se ofreció en versión doblada, mientras que la segunda fue en versión original, lo que fue signo de identidad de los Astoria durante los años en que Paco Huesca estuvo a su frente. Igualmente se exhibieron dos cortometrajes, «Réquiem andaluz» y «Flash Back», costumbre más tarde prácticamente desaparecida en el panorama cinematográfico nacional.Curiosamente, sólo un mes después de la apertura de los Astoria en Alicante, ciudad en la que en el plazo de un año se habían inaugurado otros cinco cines, el sector de la exhibición en España entraba en una crisis que los empresarios atribuyeron a la competencia de la televisión y a la obligatoriedad de las salas de programar un día de cine español por cada dos de títulos extranjeros. Pese a todo, los cines alicantinos sobrevivieron a estas horas bajas, en el caso de los Astoria con el mérito añadido de ser salas de «arte y ensayo», como aún reza su cartel. Sin embargo, a partir del año 2000, todos ellos han ido cayendo inexorablemente coincidiendo con la implantación de los complejos «multiplex» en los centros comerciales.Los Astoria se despiden dejando atrás mucha historia y anécdotas. Huesca organizó ciclos, implantó el día del espectador en Alicante y las sesiones golfas, además de llevar a cabo estrenos de cineastas de la provincia, como Juan Luis Iborra y Manuel Iborra. Antonio Banderas hizo cola ante su taquilla para ver junto al director Félix Rotaeta su película «El placer de matar». Y el 23-F no amilanó a Paco Huesca, que preestrenó, como estaba programado, «Viva la muerte», de Fernando Arrabal, con la asistencia de Nuria Espert. Queda para la memoria...


Con todo ello, así queda la triste historia de los cierres de cines tradicionales en Alicante.

Alicante corre a un ritmo vertiginoso hacia la meta de convertirse en una de las pocas ciudades de España, si no la única, en carecer de salas de cine en el centro urbano que no estén ubicadas en un complejo comercial. De hecho, ya no existen locales de pantalla única. La decadencia de las salas emblemáticas alicantinas comenzó con el cambio de siglo. Los primeros en rendirse al éxodo del público a los centros comerciales fueron el Monumental y los Casablanca, que cerraron el 5 de noviembre de 2000. El primero, después de servir como sede electoral del PP, se convertirá próximamente en un bloque de elitistas viviendas. El solar dejado por el derribo de las multisalas Casablanca fue urbanizado tiempo atrás.En septiembre de 2001 claudicaba el Carlos III, tras intentar sin éxito sobrevivir con distintas fórmulas de programación. Todavía hoy no se ha hecho público qué uso se dará a este histórico y desmantelado local de la calle San Vicente. Lo mismo se puede decir del Ideal, que en febrero de 2003 ponía fin a 77 años de historia. La conservación de su fachada ha hecho correr ríos de tinta y se comentó que se haría allí desde una discoteca a un café-teatro sin que nada haya fructificado.Casi coetáneo de los Astoria, el Arcadia abría el 1 de abril de 1978 y firmaba su acta de defunción a principios de 2004 tras varios parones en su actividad. Su local es hoy en día un establecimiento multiprecio de una conocida cadena comercial.En abril de 2004 los cines Abaseis, recientemente adquiridos por el Ayuntamiento para los ensayos de la Banda Sinfónica Municipal, también se despedían, y el pasado año lo hacía el Navas, cuyo futuro uso todavía continúa en el aire.

Gracias, minicines Astoria, por lo que me habéis enseñado y por vuestro amor al CINE, con mayúsculas.

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