lunes, marzo 30, 2009

Mauricio, el más cabrón

Ayer se cumplían 100 episodios de la telecomedia "Aida", y lo celebraron a lo grande, con un capítulo con números musicales. Lo cierto es que, a pesar del lamentable estado de la parrilla televisiva, donde la prensa del corazón y los realities pueblan la caja tonta, aún quedan ciertos resquicios para el recreo y el gozo ocioso con cierto grado de sensatez. Los domingos por la noche, La Sexta ofrece las peripecias de Jordi Évole, alias "el follonero", que si bien no es un formato innovador (no es más que una expansión del antiguo CQC, pero sin gafas) pone en entredicho a la clase política jugándose en ocasiones el tipo, y qué demonios, me hace reir.

Pero volviendo al tema de inicio, una vez acaba Salvados, tras el consabido chiste de Fernando, podemos zappear a Tele 5 (lo siento, D. Emilio Aragón) y encontrarnos con una serie fresca, cercana y con unos personajes variopintos y entrañables. Quizás peque de moralista y de ñoña en ocasiones, pero siempre mantiene unos mínimos de calidad y exigencia. De hecho, la salida de su protagonista, Carmen Machi (Aida) no ha provocado un descalabro en su audiencia. Tiene guasa, ¿verdad? Una serie cuya protagonista y que le da nombre no aparece en el reparto.

A pesar de estas vicisitudes, ayer pudimos disfrutar de un episodio de nuevo poblado de su mala baba y su fina ironía aderezado con números musicales, si bien pobres y algo apagados, no se les puede negar su valentía y afán (y es que los musicales no nos lucen, ya ocurrió con las dos partes de "El otro lado de la cama"). Sin duda rescato el número musical de Mauricio, el tabernero cacique, caricaturizado hasta la médula, que hace una perfecta radiografía de su personalidad. Probablemente el mejor personaje de toda la serie que, a pesar de sus excesos, provoca la risa con su brutalidad verbal y su directa grosería. No se puede definir mejor, "Soy un cabrón".




Por cierto, la casualidad ha querido que mientras escribía este alegre post me enterara del fallecimiento de un grande, de nombre también Mauricio, al que le rendiré mi sentido homenaje en breve. Que nadie piense que este hecho responde a un negro y desacertado sentido del humor por mi parte.

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