Esta misma noche, a las 00:01 de la madrugada, se podrá adquirir (en los países de habla anglosajona) el último libro de la saga del niño mago más productivo, a nivel económico para su autora, se entiende, hasta la fecha. "Harry Potter and the Deathly Hallows", que es como se llama el libro en cuestión, se encuentra custodiado en almacenes, embalado en cajas en las que se puede leer la prohibición de no abrir hasta la susodicha fecha. Aunque parezca mentira, no estamos hablando de una cuestión de Estado, pero es que en Gran Bretaña el fanatismo por la saga literaria (y toda la mercadotecnia que ha venido después) está fuera de todo límite. La expectación por conocer el desenlace de la historia, alimentada por la propia autora al afirmar que había dado muerte (en la ficción) a dos de sus personajes principales, ha provocado la histeria generaralizada y la impaciencia global, generando largas colas en las librerías de medio mundo, e incluso la indignación por el hecho de que algún tabloide ya haya "reventado" el ansiado final. En España tendremos que esperar a la consabida traducción, así que el lanzamiento se prevé para Navidades de este año. En nuestro páis la cultura sobre letras no causa tanto furor y aunque el libro se compra bastante, no todos precisamente lo usamos para leerlo (más de uno habrá que tenga toda la obra sin haber leído una sola letra), siendo uno más de los regalos que los padres, ilusos ellos, entregan a sus hijos por Navidad. Se agota una saga, y se desborda la cuenta corriente de la Sra. Rowling. Y ahora, por arte de magia, desaparezco... ¡¡Flipendooo!!
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