Muchas veces acudimos a la nostalgia para recordar viejos tiempos y exclamar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pero esta máxima no siempre funciona, y es cuando agradecemos que la evolución haya hecho efecto en el desarrollo humano y tecnológico. Así se expresa nuestro amigo James Rolfe (alias Angry Video Game Nerd), que nos presenta la que fue la primera consola de videojuegos orientada para el hogar.
Lo primitivo de su tecnología (revolucionaria para su momento) la condenaría al ostracismo hoy en día, y el trastero sería su hábitat natural junto con el resto de objetos inservibles que allí depositamos con la esperanza de rescatarlos algún día.
Magnavox Oddisey era básicamente dos puntos de luz movibles en pantalla que, al chocarse, desaparecían y volvían a aparecer. Aquí Rolfe juega con un particular amigo poco hablador y muestras sus impresiones sobre este fósil tecnológico. Los juegos eran muy variopintos, pero lo mejor eran los escenarios. Fijáos bien lo que se inventaron para poder adecuar la acción a un entorno jugable. ¡Santa evolución, bienvenida seas!
Advierto que el video está en inglés no subtitulado (no es un inglés demasiado difícil), y que contiene elementos no aptos para menores.
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