martes, enero 29, 2008

Respetando, que es gerundio

Como todo el mundo sabrá ya, este viernes se estrena la cuarta película de Rambo, titulada, en un alarde de originalidad que sólo podría salir de la exigua mente de Sylvester Stallone, John Rambo. Vuelta a los años 80, con grandes dosis de sangre, y batiendo récords de "charlies" muertos por minuto, así se presenta este cuarto Rambo, igual de bestia que los tres anteriores pero con menor movilidad y más implantes de botox. A estas alturas, Stallone se dedica a coquetear con el mundo del cine, dado que no hay director que se arriesgue a proponerle un papel. Así que el bueno de Sly coge una octavilla, escribe un guión en una tarde, alquila una cámara y se planta delante y detrás de ella. No me dirán que le falta empuje al machote.

Ejercicio nostálgico donde los haya, como ya lo fue Rocky Balboa, a ratos evocadora, a ratos ridícula y sonrojante, John Rambo ofrece más de lo mismo, sin engañar a nadie, pero con más grasa acumulada (fruto de los años y los excesos) y sin la presencia del coronel Truman, ya fallecido. Difícilmente Stallone vuelva a ganar un Oscar (recordemos que se lo llevó por el guión de Rocky), dado que su poca habilidad para elaborar guiones se pone de manifiesto en su evidente falta de ideas, e interpretativamente el atiborramiento hormonal y la semiparálisis facial le impiden demostrar todas sus dotes actorales, pero ¿a quién le importa eso si va a ver una peli de Rambo? "Hola, soy un macarra nostálgico y vengo a ver a Rambo cómo se carga a los "charlies"", esa es la consigna.

Al menos Sly ha sabido respetar el clásico tema musical compuesto por Jerry Goldsmith, y le ha pedido a Bryan Tyler, compositor de la nueva banda sonora, que dejara intacta esa conocida fanfarria y que aquí la escuchamos a modo de canción en "Acorralado". Y es que hay cosas que son intocables.


No hay comentarios:

Publicar un comentario