
En 2007 se contabilizó un descenso en el número de espectadores de 20 millones, y de 40 millones con respecto al año 2004. Ahora toca buscar culpables (y supongo que la Academia de cine española se habrá hecho eco de la noticia y Angeles Gonzalez-Sinde, Presidenta de la misma, nos soltará el típico rollo sobre la piratería y bla, bla, bla), lo que hinchará el pecho a Teddy Bautista para justificar la imposición del canon digital.
Factores hay muchos : descenso en el número de salas (aunque pantallas prácticamente sigue habiendo las mismas), el alto precio de la entrada de cine, la comodidad de los usuarios ante la posibilidad de poder ver en casa películas en formato DVD o en alta definición (Blu-ray o HD-DVD), las descargas a través de Internet y el top manta. Y es que, uno que acude varias veces a la semana a estas salas, constantemente se pregunta cómo es posible mantener un negocio con una media de espectadores de 10-15 personas, y eso con suerte, porque si la película no es de renombre, lo habitual es verla solo (todo un gozo, por otro lado).
Sin duda se hace necesaria una solución consensuada que vuelva a atraer el aficionado al cine, y todo pasa por la reducción de precios, ya que estoy seguro que el buen aficionado a este curioso mundo que es el del cine prefiere ver películas en sala grande y no en otros medios que, aunque revolucionarios, no tienen el encanto de la gran pantalla.
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