miércoles, septiembre 08, 2010

Conocerás al hombre de tus sueños: Mero trámite

A estas alturas, considero que Woody Allen ha demostrado con creces que su forma de encarar y ejecutar sus proyectos dista mucho de aquella que le otorgó fama, reconocimiento y, ante todo, respeto entre la masa cinéfila. La sobrecarga de trabajo a la que voluntariamente se somete el autor neoyorquino, consistente en escribir, sin descanso alguno, una película por año, acarrea las lógicas consecuencias de una irregularidad que, por momentos ha devenido en síntomas críticos y fatales de falta de identidad e inspiración, a la vez que ha devuelto fugaces amagos de recuperación del mejor Allen. El director ha visto en Europa un refugio donde es acogido con mimo y adoración, y así ha conseguidoi(fácilmente) rodearse de productores ejecutivos del viejo continente (uno de ellos el mismísimo Jaume Roures) quienes le conceden plena libertad creativa de un modo casi podríamos decir que servilista, algo que el espectador, seguidor de la filmografía de Allen, agradece.

La propuesta anual que nos ofrece Woody Allen ahonda en el retrato que magistralmente éste hace de las relaciones de pareja, de las crisis matrimoniales, del desgaste rutinario, de la falta de apasionamiento, de la necesidad del cariño y la complicidad humanas, y de valorar las cosas sólo cuando las hemos perdido. "Conocerás al hombre de tus sueños" juega con la comedia, pero sólo en momentos puntuales, flirtea con la socarronería y la acidez innatas de Allen, apostando por un contexto dramático de unas vidas erosionadas y con escasas expectativas futuras. No faltan los dardos críticos que en esta ocasión impactan en la figura del hombre, un ser en estado de evolución, guiado por puros sentimientos sexuales y del que mismo Allen se muestra avergonzado. 

El realizador vuelve a demostrar su pericia a la hora de dirigir actores y situaciones, afrontando una historia coral, dispersa en sus ramificaciones individuales pero que bebe de una fuente común. alcanzando cotas máximas de consecución y savoir faire el relato central protagonizado por Naomi Watts y Josh Brolin. En cierto modo se le puede achacar una cierta falta de encaje y cierre de las historias particulares, dejando en el aire y al arbitrio del espectador su resolución, pero probablemente ni Woody Allen ni nadie supiese resolver estas cuestiones vitales. Allen supera airoso su examen anual con una película que no evoca en absoluto, ni tampoco lo pretende, a su pletórica etapa pretérita, pero invita a la reflexión y apunta elementos de interés dentro de la triste cotidianeidad sin perder un ápice de su personalidad.

1 comentario:

  1. No es una buena película de Woody, cierto. Pero le pega tres patadas en ritmo y elegancia a muchos jovenzuelos de hoy en día.

    Tampoco su ritmo es tan fuerte. Trabaja seis meses (guión, rodaje, post-producción y promoción) y luego se toca la chorra otros seis meses. Los grandes de Hollywood rodaban 3-4 pelis al año en sus buenos tiempos.

    Además, me parece muy bien que dedique su vejez a hacer lo que más le gusta. Lógico que quiera estar rodando con Naomi Watts antes que jugar al domino en el centro social. Si a la gente le parece que su cine ya no vale la pena, que no vaya al cine.

    En el futuro los libros de cine dirán "el gran Allen, autor de obras maestras como Annie Hall, Manhattan, Delitos y faltas y un largo etcetera que tuvo un fuerte bajón creativo en el tramo final de su carrera, aunque siguió dando muestras de su genialidad en films como "Matchpoint"

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