Hablemos de cine, que no sólo de videojuegos vive el hombre. Se hacía triste, muy triste, ver como Martin Scorsese (recordemos, "Malas calles", "Taxi driver", "Toro salvaje", "Uno de los nuestros", "¡Jo, que noche!", "La última tentación de Cristo", "Casino", ahí es nada) aplaudía con evidentes síntomas de decepción y frustración, cuando otro director, con mucho menos bagaje y, en ocasiones, pericia que él, le arrebataba la dorada estatuilla. Como los Oscars adoptan la compensación como leit motiv, y sabiendo que el bueno de Martin ya cuenta con 64 añazos, pues, salomónicamente, los académicos han decidido dársela por una película que no reúne las condiciones para alzarse con el Oscar, siendo un film notable pero nada extraordinario. Y es que cuando salen a escena para anunciar el Oscar al mejor director Spileberg, Lucas y Coppola, es que algún pez gordo va a subir al escenario. Estaba cantado, como cantados han sido prácticamente el resto de galardones : Pe se quedó con las manos vacías, Whitaker logró merecidamente su premio, el "Fauno" se llevó justamente los técnicos (la pequeña mero matona Sunshine le arrebató el de guión adaptado), Eastwood se llevó el correspondiente a sonido (por aquello de no endiosarle años atrás y luego humillarle), no ganaron los españoles el corto, y quizás el resbalón de la noche : otra vez Santaolalla se lleva el Oscar a mejor banda sonora. Y yo me pregunto, señores académicos, ¿escuchan las bandas sonoras? La peor, con diferencia, de las cinco partituras, se lleva el gato al agua, nada más y nada menos que contra Philip Glass, Thomas Newman (eterno nominado), Alexandre Desplat y Javier Navarrete (su música para el "fauno" era la justísima vencedora). Al menos sí hubo justicia en algo, "il maestro" Ennio Morricone por fin pudo alzar un Oscar, tras más de 500 partituras compuestas y una vida dedicada al cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario