España no se quedaba a la zaga en cuanto a producción de videojuegos. Los Amstrad CPC y el Spectrum, tanto de 48K como de 128K eran los reyes de los 8 bits, mientras que los hermanos mayores, Commodore 64, Amiga, etc, era un lujo reservado para unos pocos. Así, en España teníamos a Dinamic (creadora de joyas como la trilogía Army Moves, Navy Moves y Artic Moves), y la fuerza de Erbe Soft., una estupenda distribuidora que sirvió de enlace entre el programador y el consumidor. Pero fue a finales del año 1987 cuando Opera soft nos propuso algo nuevo, aunque con un antecedente literario y cinematográfico palpable : recorrer una suntuosa abadía para descubrir un misterioso crimen perpetrado en alguno de sus aposentos, algo que obviamente recuerda inexorablemente a la sensacional novela de Umberto Eco, "El nombre de la rosa", y posterior adaptación cinematográfica realizada por el no menos acertado Jean-Jacques Annaud. Se apostaba por el 3-D, algo innovador en el software español (hasta ahora lo habíamos visto en juegos americanos, como Marble Madness), y se invertía en realismo (se hacía de día y de noche, debíamos cumplir con los ritos religiosos, comer, etc, todo ello a su estricto horario), lo que generaba tensión en el jugador por el esfuerzo que se le exigía a la hora de recordar el extensísimo mapeado de la abadía. No obstante, la posibilidad de salvar partida en cualquier momento de la misma ahorraba de más de un disgusto. Todos estos ingredientes dieron lugar, de forma sorprendente e inexplicable, a una obra maestra que fue aceptada de buen grado por el público y que, según rumores aún por confirmar, se está realizando un remake actualizado con la técnica infográfica actual (quizás despertado por el auge del Código Da Vinci). Donde esté Fray Guillermo y su fiel Adzo que se quite el cansino de Dan Brown y sus fotocopionovelas.
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