viernes, febrero 16, 2007

La guerra, vista desde dentro




Y seguimos nuestro periplo videojueguil, ahora avanzamos en el tiempo y nos situamos en 1993. De la mano de Id Software nos llegó una nueva forma de jugar a los clásicos arcades mata-mata que abría un mundo nuevo de posibilidades en lo que a jugabilidad se refiere. Se trataba de un nuevo género, los FPS, o First Person Shooters, en los que, a modo cinematográfico, el jugador se metía literalemente en la piel del héroe de turno, ya que la vista que iba a tener durante toda la partida el jugador era la de una cámara subjetiva, es decir, como si él fuera quien portara las armas y se enfrentara a un sinfín de enemigos que iban apareciendo en pantalla. La cosa quedaba tal que así :


Tanto Doom (que ya ha tenido dos secuelas) como Wolfenstein, que trasladaba la acción a la II Guerra Mundial, supusieron una revolución y un nuevo concepto de juego que, con el tiempo, ha sabido evolucionar y adaptarse a las nuevas tecnologías (no sólo en el obvio rendimiento gráfico), sino en la posibilidad de jugar online (mítica ya es la imagen de ver a decenas de mataos, perdón, ociosos jugadores reunidos en un ciber café jugando a joyas como Quake, Counter Strike, etc). Quizás el punto polémico de estos juegos fue su alto detallismo a la hora de mostrar la violencia, que le ha merecido el calificativo de juegos para mayores de 18 años, por su sanguinaria explicitud. Como suele pasar en estos casos, ello ha conseguido alimentar más el morbo, haciendo que estos juegos se conviertan en los preferidos de los adolescentes, y no tanto.

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