lunes, febrero 12, 2007

Lo que nos pirra a nosotros


Iniciamos nuestra nueva andadura retrobloggera por el interesante mundo, y desgraciadamente hoy tan puesto en entredicho, de los videojuegos. Nos remontamos al año 1987, momento de eclosión de los ordenadores de 8 bits, en pleno auge del Spectrum, mientras que Amstrad iba comiendo mercado. Fue ésta quien se llevó el gato al agua en la conversión (libre) de la película "Conan", de John Milius, de 1982. Si algo atrae a la condición humana por naturaleza, y especialmente al hombre, es la violencia, y más cuando se siente partícipe de ella sin riesgo de sufrir a cambio algún que otro traspiés. "Barbarian", que así se llamaba el juego en cuestión, no era más que una sucesión de combates en 2-D, donde debíamos derrotar a nuestro rival con el noble arte de la espada (es decir, lo que luego Capcom ha sabido rentabilizar, sin espadas de por medio, con su saga de Street fighter). Hasta ahí el juego puede resultar anodino, pero el toque mágico del juego era la posibilidad de abatir a nuestro enemigo no sólo por agotamiento, sino de una forma más visceral, sangrienta y espectacular, el corte de cabeza. Aun recuerdan mis ojos ese giro completo de 360 grados del personaje, espada en alto, con la firme intención de cercenar la quijotera (término extraído de "La naranja mecánica") del pobre diablo que tenía delante. Por si fuera poco, si salíamos airosos en nuestra hazaña, una peculiar rana se encargaba de llevarse el cuerpo inerte del enemigo y pateaba su testa, aún goteando en sangre. Delicioso, la sencillez al poder, así me tiré tardes y tardes en casa de mi amigo Gabriel, y luego contábamos quién había conseguido patear más cabezas. Juventud, divino tesoro.

2 comentarios:

  1. Fíjate que empezaste tú antes que yo en esto de los videojuegos, ... ¡el "Barbarian" ni más ni menos!. Nada que añadir a tu comentario, simplemente resaltar su papel de pionero del género 1vs1. Y si...el rapado al cero que practicaban los luchadores se hizo célebre.
    Es curioso como la imaginación se adapta al número de pixels en pantalla, pues la diversión siempre es la misma.

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  2. Y es que el pixel es igual para el hombre blanco que para el hombre negro, ya lo dijo Bill Cosby, jeje.

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