Últimamente Hollywood parece empeñado en "colocar" a determinados actores como "nuevos galanes "del cine americano actual. La prueba viviente de ello es Jude Law, un extraordinario actor que está pegando fuerte, pero al que la crítica lo respecta por sus dotes interpretativas y la industria pretende encasillarlo en limitados papeles. Le hemos visto en múltiples producciones como Inteligencia artificial, de Steven Spielberg, Camino a la perdición, de Sam Mendes, El talento de Mr. Ripley y Cold Mountain, ambas de de Anthony Minghella, Closer, de Mike Nichols o esta última, Alfie, de Charles Shyer. Francamente el papel que interpreta Law, el de un británico emigrado a EE.UU., conductor de limusinas y dispuesto a vivir la vida, sobre todo en sus vertientes sexuales, al 150%, posee cierto encanto y en algunos momentos llega a conectar con el espectador, pero, a pesar de los grandes esfuerzos del joven actor por salir a flote, todos tenemos grabado en el subsconsciente la figura de Michael Caine seduciendo, con relativa y casi utópica facilidad, a mujeres de distinta clase social, y eso es una pesadísima losa que Law, conscientemente, afronta sin pudor.
Salvando las distancias actorales, el problema del film radica en su falta de atrevimiento y osadía, ya que se ha limitado a mover mínimamente unas piezas del guión original, de modo que lo que podría haber sido una nueva versión se ha quedado en una simple fotocopia carente de sentido y ciertamente esquemática. Por otro lado, la excesivas escenas condescendientes con el espectador (como las numerosas secuencias donde el protagonista se dirige a la cámara, hablando en primera persona) provocan un efecto negativo, y es que en el cine hay dos recursos que deben ser utilizados con mucha precaución, y son la voz en off y el dirigirse a la cámara (recordemos que el cine es el arte donde la imagen prima sobre el sonido). No obstante hay excepciones, y esa excepción se llama Martin Scorsese (¿qué sería del principio de Uno de los nuestros sin esa grandiosa voz en off?)
Alfie no sólo peca de falta de originalidad, sino que las leves cargas existenciales y/o filosóficas que pueda incluir quedan en una burda moralina excesivamente prensadas, de modo que nada queda a la reflexión del espectador, todo resulta exageradamente cuadrado al final del film, no pudiendo evitar que la historia sea olvidada en un breve lapso de tiempo, convirtiéndose en una cinta más que no consigue cautivar ni convencer por el pago de los casi 6 euros de la entrada. Su esquematismo, su falta de convicción y la ingenuidad en el retrato de algunos personajes, (especialmente del principal, cuyos giros dramáticos son prácticamente inverosímiles) dan al traste con un film condenado ab initio al fracaso, a pesar de los titánicos esfuerzos de dos estupendos actores como Jude Law y la siempre espléndida Susan Sarandon, reivindicando la belleza natural y el respeto al paso del tiempo.
En definitiva, una muestra más del estancamiento en el que se encuentra inmerso la factoría hollywoodiense, un producto que no hace sino rememorar el clásico interpretado por Michael Caine y que, al menos, sirve como una buena plataforma de lanzamiento de su excepcional banda sonora, interpretada por el mítico Mick Jagger.
Otra gran crítica.
ResponderEliminarSe que esta película viene "avalada" por su rotundo fracaso en USA pero he de reconocer que la película original me pareció insufrible y que Caine aún me convencía menos como galán, es un grandioso actor pero sus dotes como seductor se me escapan totalmente.
Respecto a Jude Law reconozco que es un actor que me gusta bastante (inolvidable en "Enemigo a las puertas") pero tampoco lo veo como galán (además de que su calvicie crece por momentos:devil:). Además es versatil, su repulsivo fotografo-criminal de "Camino a la perdición" es muy destacable.