El cine de terror está en pleno declive, es innegable. Aquellos que gustan de este género y disfrutaron con los míticos clásicos de los 70 y 80 hoy se retuercen en sus butacas al contemplar no sólo cómo los esquemas se repiten una y otra vez, sino también cómo los referentes son ninguneados y pisoteados con estrepitosas actualizaciones y burdos remakes de dudosa calidad y que poco aportan a la idea original y que apuntan directamente al público menos exigente, el del consumo rápido. Fruto de ello son los remakes de películas cada vez más recientes, y lo que es peor, inspirándose en originales de una mediocridad aplastante (véase el reciente caso de "San Valentín Sangriento 3d), lo que indica que no se trata sólo de profanar clásicos sagrados, sino de mutar todo aquello que provenga del género terror, por anodino que resulte.
Afortunadamente no todo es aridez en este sentido, y a veces se divisan tenues luces al final del túnel. Si hace poco reivindiqué "Arrástrame al infierno", debido a su descarado revival ochentero, no puedo sino elogiar las virtudes de Jennifer's body que, sin ser muchas y en absoluto deslumbrantes, consigue desligarse del putrefacto cine de terror que inunda las pantallas a pesar de manejar elementos y recursos poco innovadores y nada complacientes. Así, institutos (high schools norteamericanas), adolescentes con las hormonas disparadas, sexo y terror con toques gore es una mezcla explosiva que atrae al público teen, con la consecuente y a priori falta de ideas de rigor, pero que en Jennifer's body logra un divertimento gamberro, de cierto aire televisivo, poco riguroso pero ciertamente entretenido.
La firma del guión por Diablo Cody, oscarizada por Juno, era el único crédito que podía evidenciar muestras de calidad, y aunque el texto no destaca por su solidez y su aplomo, otorga credibilidad a unos personajes con pocas expectativas vitales, explotadores al máximo del carpe diem. Personajes arquetípicos pero bien perfilados proporcionan cierta fluidez e impulso al desarrollo de la acción, potenciada con diversos encuentros sexuales rodados con una contención casi puritana y que exaltan la figura de Megan Fox, personificada a la perfección en el pecado carnal, en la tentación física, papel éste en el que la hasta ahora dudosa actriz se desenvuelve como pez en el agua.
Desgraciadamente su previsibilidad, donde no hay opción ninguna para la sorpresa, y algunas líneas de diálogo realmente sonrojantes y que lastran el efecto dramático de algunas secuencias, quitan hierro a un film totalmente irrelevante e ingenuo, pero que se ríe a mandíbula batiente de los elementos arquetípicos que circundan el terror teen actual. Jennifer's body huye de la sobreexplotación sexual de su protagonista en pos de una ridiculización de la masculinidad más frívola e insensible, al tiempo que, sin pretensión alguna, se divierte con la mezcolanza de elementos tradicionales de género. Indicada como mera curiosidad dentro del subgénero que hoy en día es el cine de terror.
Afortunadamente no todo es aridez en este sentido, y a veces se divisan tenues luces al final del túnel. Si hace poco reivindiqué "Arrástrame al infierno", debido a su descarado revival ochentero, no puedo sino elogiar las virtudes de Jennifer's body que, sin ser muchas y en absoluto deslumbrantes, consigue desligarse del putrefacto cine de terror que inunda las pantallas a pesar de manejar elementos y recursos poco innovadores y nada complacientes. Así, institutos (high schools norteamericanas), adolescentes con las hormonas disparadas, sexo y terror con toques gore es una mezcla explosiva que atrae al público teen, con la consecuente y a priori falta de ideas de rigor, pero que en Jennifer's body logra un divertimento gamberro, de cierto aire televisivo, poco riguroso pero ciertamente entretenido.
La firma del guión por Diablo Cody, oscarizada por Juno, era el único crédito que podía evidenciar muestras de calidad, y aunque el texto no destaca por su solidez y su aplomo, otorga credibilidad a unos personajes con pocas expectativas vitales, explotadores al máximo del carpe diem. Personajes arquetípicos pero bien perfilados proporcionan cierta fluidez e impulso al desarrollo de la acción, potenciada con diversos encuentros sexuales rodados con una contención casi puritana y que exaltan la figura de Megan Fox, personificada a la perfección en el pecado carnal, en la tentación física, papel éste en el que la hasta ahora dudosa actriz se desenvuelve como pez en el agua.
Desgraciadamente su previsibilidad, donde no hay opción ninguna para la sorpresa, y algunas líneas de diálogo realmente sonrojantes y que lastran el efecto dramático de algunas secuencias, quitan hierro a un film totalmente irrelevante e ingenuo, pero que se ríe a mandíbula batiente de los elementos arquetípicos que circundan el terror teen actual. Jennifer's body huye de la sobreexplotación sexual de su protagonista en pos de una ridiculización de la masculinidad más frívola e insensible, al tiempo que, sin pretensión alguna, se divierte con la mezcolanza de elementos tradicionales de género. Indicada como mera curiosidad dentro del subgénero que hoy en día es el cine de terror.