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lunes, febrero 25, 2008
Oscars 2008 : Fin del nerviosismo
A pesar de las persistentes secuelas que la cita anual con los Oscars deja en mi cada vez más envejecido cuerpo, esta vez ha valido realmente la pena. A la segunda intentona ha caido, y esta vez todos teníamos toda la confianza en Javier. Cierto es que el papel de Reinaldo Arenas que en el 2001 interpretó Bardem en la película de Julian Schnabel (nominado este año al Oscar por "La escafandra y la mariposa") "Antes que anochezca" era digno de elogio, pero no le reputó el Oscar. En esta ocasión, y de la mano de nada menos que los hermanos Coen ("Sangre fácil", "Muerte entre las flores", "El gran Lebowski", "El hombre que nunca estuvo allí", "Fargo", ¿cabe decir más?) el actor español ha sido justo vencedor y merecedor de la estatuilla. Su papel del despiadado asesino Anton Chigurgh era un bombón, como el mismo Bardem afirmó, y que sabiamente ha sabido aprovechar. Bardem saltó de la butaca como un resorte y, aún enloquecido, repartió sonrisas, palmeos y abrazos a Jack Nicholson, Josh Brolin, Tommy Lee Jones (¡ahí es nada!), no sin antes haber besado efusivamente a su madre, Pilar Bardem, a quien dedicó el Oscar, añadiéndole una dedicatoria general a toda España. Bardem era feliz, si alguien se atrevía a quitarle su gran momento era capaz de lanzarle una de esas miradas asesinas que vimos en la estupenda película "No es país para viejos".
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