martes, octubre 02, 2007

Foster pierde la cabeza



Ayer asistí a otro de esos programas doble a los que me suelo someter casi con carácter semanal, y empecé con una película en la que a priori tenía bastantes expectativas. Se trataba de "La extraña que hay en tí", el nuevo film de Neil Jordan, director irlandés casi siempre comprometido con una filmografía más que digna ("Juego de lágrimas", "The butcher boy", "Michael Collins", "Entrevista con el vampiro", "El buen ladrón" o "Desayuno en Plutón"). Y efectivamente, en el aspecto tecnico-artístico no se le puede poner ningún pero a la película, sombría fotografía, buen sentido del ritmo, aunque con bajones, solventes interpretaciones de Jodie Foster y Terrence Howard, de modo que la factura resulta tal y como uno exige a este tipo de producciones. El problema estriba cuando estudiamos el fondo fílmico, el mensaje que trata de trasladarnos oculto en un guión algo caótico. Por muchos momentos "La extraña que hay que tí" evoca la película de Martin Scorsese Taxi driver, en la que Foster aparecía como una inocente niña, emulando casi situación tras situación el guión escrito por Paul Schrader. Así, la inconformidad de la protagonista con el sistema legal, policial, con el exceso burocrático, con la impunidad criminal, le empujan a un estado enfermizo arrastrada por la ira y la venganza que tendrá fatales consecuencias. La dicotomía en la que se convierte la película es lo que confunde al espectador, ya que sus bandazos narrativos culminan en una secuencia final que revienta el personaje de Howard y que pueden incluso enfurecer a los espectadores más sensibles. Lo que pudo ser una estupenda crítica a la violencia callejera en EE.UU., a la facilidad de acceso a las armas y la ineficacia del sistema policial se convierte en una defensión, casi a ultranza, de la autotutela, del desahogo irracional y de los repulsivos mandamientos de Charlton (Moisés) Heston.

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