viernes, octubre 29, 2010

Paranormal activity 2: Maquillando el resultado

Paranormal activity quedó grabada en mi memoria como una de las mayores tomaduras de pelo que algunos ingenuos (y caraduras) productores nos quieren hacer pasar como eso que denominan el nuevo cine de terror, esto es, tratar de transmitir miedo (primario) al espectador economizando el máximo de recursos. El resultado no puede ser más que un subproducto estereotipado, cutre e inexpresivo del que no puede sentirse sino compasión a la vez que repugnancia. Una populista campaña de marketing hizo el resto, y misión cumplida, inversión amortizada y subiendo beneficios, eso sí, creatividad y aportación artística, cero patatero.

Como buen sentimiento humano que se precie, si la gallina dá huevos de oro, explotémosla, ha debido pensar el director de la película original, Oren Peli, quien ahora se escuda en las labores de producción, a la espera de que los dólares vayan cayendo en su extendida mano. Paranormal activity 2 hace las veces de precuela y secuela a su vez del primer film, y utiliza los mismos esquemas iniciales que aquélla, olvidándose, por tanto, de una consabida descripción de personajes, de la progresión dramática, y emplea los elementos mínimos para que lo que en su día se escribió en dos caras de papel sea considerado guión. Priman aquí, por tanto, las secuencias de "acción" (si por tal puede considerarse ver cómo se cierran las puertas solas, caen sartenes del techo, se encienden las luces automáticamente o los juguetes cobran vida misteriosamente) en las que presuntamente el director (recordemos, Todd Williams, realizador de la notable "Una mujer difícil") trata afanosamente de aterrorizar al espectador, quien no puede sino mostrar la más absoluta indiferencia ante los hechos narrados. En su defensa debe decirse que los personajes no son risibles como sí lo eran los de la primera parte (y que aquí se reservan un papel secundario), que hay momentos climáticos ciertamente conseguidos, a pesar de su cotidianeidad (¿es necesario que siempre haya cámaras de visión nocturna en todas las películas de terror?), y que contiene un tercio final ligeramente impactante, aunque reincida, una y otra vez, en golpes de efecto y de sonido como única herramienta para lograr el efecto terror, y que dicho fragmento lo hayamos visto mucho mejor resuelto y expuesto en filmes como Poltergeist, rodada hace 28 años.

Que esta segunda parte responde a razones puramente comerciales no sorprende a nadie, y su tercera entrega es más que probable, pero lo que nació como un experimento anticinematográfico, burdo y torpe en su desarrollo, aquí posee atisbos de personalidad, a pesar de sus muchas y fatales carencias y su incisiva pretensión de buscar el anticlima y el susto fácil, y una linealidad creciente e intermitente a partes iguales. Con ello Paranormal activity 2 no se libra de ser una película con evidentes síntomas de deficiencia y agotamiento, pero resulta meritoria su honestidad y sus fugaces momentos de inspiración y aplomo. A ello hay que sumarle el dinamismo, sin perjuicio del montaje rutinario y repetitivo empleado, que aportan las seis cámaras de seguridad fijas que describen con mayor acierto el horror vivido dentro de la casa, en contraposición con la cámara única y mareante que funcionaba en la cinta original como testigo directo de las extrañas presencias.

Con todo, Paranormal activity 2 viene a tratar de pulir los muchísimos errores, de bulto, que contenía su predecesora, pero sin arriesgar demasiado, optando por lo convencional y primario, consiguiendo una pirueta efectiva sólo en determinados momentos pero vacía e inconsistente en muchos otros. Mismo perro con distinto collar.

miércoles, octubre 27, 2010

Copia certificada: Pretenciosidad (in)trascendente

Abbas Kiarostami es uno de los directores predilectos de los festivales de cine más prestigiosos a nivel mundial, a lo que se ha unido su fama, no buscada, de ser un realizador perseguido en su país de origen por su marcado acento crítico en aspectos sociales y políticos que a la vista del público occidental no escapan de la mera rutina diaria pero que suponen un atentado a la dignidad de la cultura oriental según sus profetas. El autor iraní escapa de su limitado ámbito de rodaje habitual, prácticamente clandestino, para embarcarse en una aventura europea pero que responde a su patrón de entender la cinematografía, como un escaparate crítico de exposición de ideas y de desahogo de unos personajes oprimidos y afectados. 

"Copia certificada" no es una película para el gusto del gran público, y ni siquiera encandilará a la crítica más sesuda y exigente, por sus arriesgados postulados formales y su falta de determinación y decisión. El film plantea un juego emocional con el espectador, una disección del estancamiento y la pérdida de la pasión en una pareja a través de continuos contrastes que invitan al espectador a plantear paralelismos temporales  y a reflexionar acerca de la caducidad del amor. Este hecho, que no se desvela hasta mediado el metraje, es sin lugar a dudas el mayor logro de la cinta, pues hasta el momento su incapacidad de exponer unos planteamientos rígidos y secuenciales es manifiesta, limitándose a una vacua y poco interesante discusión de aires intelectuales sobre la idoneidad de lo original y el desprecio por la copia, provocando hastío en el espectador y casi incitándole al bostezo y al tedio. No es Kiarostami un autor que se caracterice por imprimir ritmo a sus filmes, y aquí lo vuelve a demostrar. Su obcecación con el descriptivismo que mostrara en películas como "El viento nos llevará " o "El sabor de las cerezas" aquí se torna verborreica, y su capacidad de sintetización del argumento lo condenan a la teatralidad más absoluta (de hecho, la película puede resumirse a tres secuencias), lo que degenera en un film con resultados discretos bajo unos esquemas de cariz filosófico de nulo interés y ciertamente frustrantes. 

Kiarostami dirige un barco a la deriva cuyos únicos tripulantes, el tándem protagonista, conformado por Juliette Binoche y William Shimell, emplean todas sus fuerzas para evitar el naufragio. Especialmente destacable resulta la labor de Binoche, que ratifica su extraordinario estado de forma y su capacidad de embaucar a una cámara que se posa como mero testigo de una profunda crisis de pareja, expresando a la perfección su anhelo por tiempos pretéritos y por recuperar la llama que ha venido desgastándose con el cruel paso de los años. No son desdeñables los intentos de Shimell por dar una esforzada réplica, retratando un personaje egocéntrico y frío, pero abusivo en su gestualidad y limitado en sus virtudes actorales, quedando plenamente engullido por su partenaire de reparto.

Con todo, "Copia certificada" es otra difícil y personalísima propuesta de autor  por parte de Abbas Kiarostami que yerra en su estructuración de la acción, en su bifurcación expositiva, y que ofrece momentos de sublime interpretación  actoral, pero al servicio de un poco reconfortante discurso y una confusión narrativa que no logra la empatía del espectador ni su condescencia.

miércoles, octubre 20, 2010

La red social: Haciendo amigos

Una de las películas que más expectación había generado y sobre la que se cernía la sombra de la  duda y la incredibilidad es "La red social", última propuesta de David Fincher que acerca al espectador, versado o no en el ámbito informático, el surgimiento de una de las herramientas de comunicación global revolucionarias del nuevo milenio, a la altura de la radio, el teléfono o la televisión, y que ha conseguido un nivel de propagación inaudita en tiempo record. Al fin y al cabo, ¿quién no ha oído hablar a día de hoy de Facebook

El resultado es una película que sabe jugar con mano maestra sus cartas, aprovechando la escasez de planteamiento inicial y las limitaciones argumentales de las que adolece mediante un estudiado y milimetrado guión, obra del reputado guionista Aaron Sorkin, que imprime interés y, lo que es mejor, pasión a lo que puede en un principio concebirse como una riña entre niños de papá y que desemboca en una encarnizada confrontación litigiosa. Fincher se reivindica de nuevo como sabio de la narración, como ya hiciera en su injustamente olvidada Zodiac, y capta la atención del espectador durante las aproximadamente dos horas de metraje del film, utilizando para ello una delicada y embaucadora dirección de las que uno se siente reconfortado ante el panorama cinematográfico actual, orientado a la anarquía narrativa y al ahorro de medios. Fincher sumerge al espectador en una amalgama de vocablos técnicos  e informáticos que quizás puedan descolocarle en los prolegómenos del film, aunque con ello destile una pericia extraordinaria en el perfilado de personajes y un acercamiento a la psique del protagonista, verdadero motor del film. 

"La red social" parte de un axioma predeterminado, limitado y sencillo, pero eficiente y magníficamente desarrollado, mostrando la cara oculta y poco amable de una patente rentable, pero una bomba de relojería por su facilidad de despertar los instintos más primarios del ser humano. Es aquí donde la cinta muestra sus mayores virtudes, y la eterna paradoja de cómo una herramienta que acerca personas y fomenta la amistad logra la desunión y la controversia entre sus artífices, gracias no sólo a la solidez del guión sino a la eficiente labor actoral, especialmente de Jesse Eisenberg, quien caracteriza un Mark Zuckerberg tan brillante por su coeficiente intelectual como frío, egoísta y autómata en sus relaciones personales. Amistad podrida por la ambición y el dinero es, en resumidas cuentas, el mensaje que sobrevuela a medida que progresa el metraje. 

Tras haber visto recientemente "Wall Street: El dinero nunca duerme" no puedo resistir a realizar una comparativa entre ambos filmes, y es que el de Fincher bebe de las influencias Stonianas y ofrece un manual de bolsillo de cómo prosperar en el arduo mundo de los negocios, a toda costa y por encima de todo ser que pueda considerarse competencia, o no. "La red social"  ya se perfila como candidata a arañar algún Oscar, y lo cierto es que motivos, especialmente en aspectos de guión, no le faltan, aunque es de justicia aseverar que no estamos ante una película de especial entidad, aunque sí posee la virtud, algo inusual en los tiempos que corren, de una fluida y ligera narración, que no es poco.

viernes, octubre 08, 2010

Amador: Un más allá muy cercano

Han tenido que pasar cinco años para poder asistir al nuevo proyecto del director español social por excelencia, Fernando León de Aranoa, quien siempre se sitúa, y junto a él su cámara, al lado de los sectores de la población más desfavorecidos, cuando no profundamente marginales. Tras su obra más irregular en su prometedora carrera, "Princesas", el realizador madrileño, ajeno a toda corriente comercial, vuelve a poner el corazón en un puño al espectador con "Amador", que bifurca su planteamiento discursivo entre la dificultad laboral de los inmigrantes y el abandono del que son objeto los ancianos por parte de sus familiares, dos temas aparentemente inconexos pero que en "Amador" se interrelacionan con acierto, brío y sobrada entereza.

León de Aranoa vuelve por sus fueros, de los que nunca ha escapado, introduciendo al espectador en contextos miserables, de real supervivencia económica, de futuros poco halagüeños y de existencias vacías. Frente a este escenario desolador, desde el que Aranoa hace uso para hacer gala de su exposición más política y reivindicativa, va tejiendo una historia a dos bandas de personajes abandonados, solos a pesar de estar físicamente acompañados, y que constituye el eje central del film. Con un guión inicialmente poco prometedor y un tanto convencional, "Amador" consigue embaucar al espectador con una progresión creciente en su linealidad narrativa, generando una inconsciente empatía y una solidaridad, aunque inmoral, con la protagonista, que hace que se le reste importancia a la aparente ingenuidad o la falta de verosimilitud de determinados cabos del guión. "Amador" se configura como una película sobre la desolación, sobre cómo el amor puede traspasar las fronteras de lo puramente vital, empleando para ello un ritmo pausado, contemplativo, que extrae las virtudes del elenco actoral, y que incluso aporta ciertos tintes de suspense realmente conseguidos. Es imposible no conseguir identificarse con el espíritu vitalista y luchador de Marcela, condenada a una situación opuesta a sus principios morales, pero obligada a sufrirla para su subsistencia diaria y la de su futuro hijo, verdadera demostración de amor.

"Amador" alcanza su mayor éxito gracias a un guión sobresaliente en cuanto a perfilado de personajes, exposición de plantamientos y mensajes de fondo, y en su extraordinaria combinación de drama con la comedia negra. Así, y con el fin de no castigar especialmente al espectador, Aranoa introduce tiempos muertos, de relax, y que son agradecidos, donde los personajes debaten, con la realidad social de fondo, cómica y triste a la vez, sobre la moralidad y la ética de sus acciones (es aquí donde debe citarse la soberbia interpretación de Fanny de Castro, un oasis entre tanta aridez y desasogiego provocado por la situación límite de la protagonista). Con todo, sin ser una película redonda, sería un despropósito y una inmoralidad negar a "Amador" sus aciertos respecto a su valentía narrativa, su desarrollo minimalista, sus claras pretensiones reivindicativas y su explícito mensaje de dolor y angustía contenidas.

jueves, octubre 07, 2010

Buried (Enterrado): Cuando la agonía se convierte en (in)moralidad

De un tiempo a esta parte la industria del cine ha venido ideando una serie de propuestas innovadoras, a la par que discutibles, que comulgan con la rentable idea de mostrar sensaciones humanas en primer plano, casi siempre agónicas, con un envoltorio formal austero, precario y conscientemente realista, por molesto que pueda esto resultar. Así, han surgido ejemplos como "El proyecto de la bruja de Blair" o "Paranormal activity" que han rehuído de los cánones tradicionales de rodaje, dramatización y montaje, para optar por una exposición en primer plano del terror a costa de una factura limitada e incluso nula. Partiendo de estas dos (fallidas) premisas, Rodrigo Cortés creyó firmemente en un proyecto imposible de filmar para muchos realizadores, y abordó una aparante utopía mediante la que debía convencer al público que sostener una película con un sólo actor, con una unidad de tiempo y lugar, era posible. Pocos lo creyeron,  pero el resultado le ha dado la razón.

"Buried (Enterrado)" traspasa las fronteras de lo cotidiano, arriesga hasta el extremo y subvierte los principios formales y narrativas de todo género cinematográfico, haciéndose excesivamente complicado clasificar al film en uno de ellos, a pesar de sus evidentes elementos de terror. Ante la escasez de opciones por parte del realizador a la hora de afrontar la composición y planificación de su película, Cortés se apoya en un guión sólido que pasa de ser la gran duda para sustentar la edificación a convertirse en el verdadero motor propulsor del devenir narrativo. Gracias a él el espectador asiste a una progresiva tortura psicológica que llega en ocasiones a poner al límite su capacidad de aguante, por lo claustrofóbico y agónico de su desarrollo, a la vez que se le plantea un discurso de carácter moral que sin duda es lo mejor del film, merced a las conversaciones telefónicas a dos bandas que el protagonista mantiene y que actúan como un puñetazo a lo más profundo del ser humano, a su cobardía, a su falsa solidaridad, al sálvese quien pueda y en el peor de los casos, a extraer beneficio propio ante el sufrimiento ajeno. Todas estas ideas de corte reflexivo y personal que planean sobre la película se unen a la explícita sobre la crueldad de la guerra (en general) y la búsqueda de un por qué a la misma.

Quizás algunos sólo vean 90 minutos de sufrimiento humano, un vano ejercicio de estilo con pocos recursos cinematográficos, algo con lo que comulgaría en caso de quedarse el film en la mera superficie, en el puro estilismo formal, pero afortunadamente "Buried (Enterrado)" sólo y sabiamente aprovecha el plantemiento como contexto a un relato de supervivencia, no sólo por escapar de la caja que oprime y asfixia al protagonista, sino por encontrar su verdadero enemigo, aquel que está fuera de esa caja.  Rodrigo Cortés ha confirmado su valía y talento como realizador, además de exponer sus firmes creencias en aquello que aparentemente todos dan por muerto, como al protagonista de su película.