miércoles, octubre 20, 2010

La red social: Haciendo amigos

Una de las películas que más expectación había generado y sobre la que se cernía la sombra de la  duda y la incredibilidad es "La red social", última propuesta de David Fincher que acerca al espectador, versado o no en el ámbito informático, el surgimiento de una de las herramientas de comunicación global revolucionarias del nuevo milenio, a la altura de la radio, el teléfono o la televisión, y que ha conseguido un nivel de propagación inaudita en tiempo record. Al fin y al cabo, ¿quién no ha oído hablar a día de hoy de Facebook

El resultado es una película que sabe jugar con mano maestra sus cartas, aprovechando la escasez de planteamiento inicial y las limitaciones argumentales de las que adolece mediante un estudiado y milimetrado guión, obra del reputado guionista Aaron Sorkin, que imprime interés y, lo que es mejor, pasión a lo que puede en un principio concebirse como una riña entre niños de papá y que desemboca en una encarnizada confrontación litigiosa. Fincher se reivindica de nuevo como sabio de la narración, como ya hiciera en su injustamente olvidada Zodiac, y capta la atención del espectador durante las aproximadamente dos horas de metraje del film, utilizando para ello una delicada y embaucadora dirección de las que uno se siente reconfortado ante el panorama cinematográfico actual, orientado a la anarquía narrativa y al ahorro de medios. Fincher sumerge al espectador en una amalgama de vocablos técnicos  e informáticos que quizás puedan descolocarle en los prolegómenos del film, aunque con ello destile una pericia extraordinaria en el perfilado de personajes y un acercamiento a la psique del protagonista, verdadero motor del film. 

"La red social" parte de un axioma predeterminado, limitado y sencillo, pero eficiente y magníficamente desarrollado, mostrando la cara oculta y poco amable de una patente rentable, pero una bomba de relojería por su facilidad de despertar los instintos más primarios del ser humano. Es aquí donde la cinta muestra sus mayores virtudes, y la eterna paradoja de cómo una herramienta que acerca personas y fomenta la amistad logra la desunión y la controversia entre sus artífices, gracias no sólo a la solidez del guión sino a la eficiente labor actoral, especialmente de Jesse Eisenberg, quien caracteriza un Mark Zuckerberg tan brillante por su coeficiente intelectual como frío, egoísta y autómata en sus relaciones personales. Amistad podrida por la ambición y el dinero es, en resumidas cuentas, el mensaje que sobrevuela a medida que progresa el metraje. 

Tras haber visto recientemente "Wall Street: El dinero nunca duerme" no puedo resistir a realizar una comparativa entre ambos filmes, y es que el de Fincher bebe de las influencias Stonianas y ofrece un manual de bolsillo de cómo prosperar en el arduo mundo de los negocios, a toda costa y por encima de todo ser que pueda considerarse competencia, o no. "La red social"  ya se perfila como candidata a arañar algún Oscar, y lo cierto es que motivos, especialmente en aspectos de guión, no le faltan, aunque es de justicia aseverar que no estamos ante una película de especial entidad, aunque sí posee la virtud, algo inusual en los tiempos que corren, de una fluida y ligera narración, que no es poco.

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