martes, agosto 11, 2009

Reconciliándome con el terror

Hace poco tuve la grata sensación de reconciliarme con el género de terror. Fue con "Arrástrame al infierno", de un Sam Raimi que dejaba atrás sus peripecias más estrictamente hollywoodienses y retornaba a sus orígenes, en pocas palabras, se realizaba un autohomenaje a modo de divertimento. La película tiene miles de guiños nostálgicos a la trilogía de "Posesión infernal" que le vió nacer, desde el estilo de rodaje, pasando por el toque gore y ese sentido del humor negro que hace que se rebaje la tensión causada por su cine atmosférico e inquietante.

Desde su inicio, donde un logo pretérito de la Universal nos da la bienvenida, "Arrástrame al infierno" pretende satisfacer al espectador que disfrutó de los inicios cinematográficos de Sam Raimi, tendiendo la mano, al mismo tiempo, a aquellos no iniciados en el género y que apuestasn por opciones más modernas y videocliperas. Raimi destila un estilazo impecable a la hora de rodar que muchos quisieran, jugando con los rincones, las sombras, creando terror a plena luz del día (aunque donde realmente sobresale es en las secuencias nocturnas), y sometiendo al espectador a la misma tortura que sufre la protagonista de la cinta. Por si fuera poco, aún le queda espacio para introducir elementos de tono crítico, como esa familia acomodada que incomoda y avergüenza al propio novio de la protagonista, y moralista, donde la codicia y la ambición tienen su correspondiente castigo. Notable film que viene coronado por una extraordinaria partitura del curtido en estas lides Cristopher Young, y donde destaca la nota anecdótica de que, en los créditos finales, utilizó fragmentos del score rechazado en su día por William Friedkin para "El exorcista", que compusiese Lalo Schiffrin, para bien de Mike Oldfield, que se llevó el gato al agua. Disfruten del tema que abre este reivindicable film:

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