1 de mayo. Día del Trabajo. Los sindicatos salen a la calle enarbolando sus banderas, pitando y gritando consignas de reivindación laboral. Seguramente la asistencia este año sea más nutrida dada la grave situación económica, la dichosa crisis, y el descontento popular ante la política económica del Gobierno. Yo aprovecharé este simbólico día para hacer lo que más me gusta (y creo que, en general, a toda la humanidad), investigar nuevos horizontes.
Llamadme frívolo, pero ¿no hay algo más paradójico que un día del trabajo festivo?
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