jueves, noviembre 11, 2010

Los ojos de Julia: Devuélveme mis dos horas

De un  tiempo a esta parte el cine español de terror se ha sobrepuesto a los clichés de género impuestos por la industria norteamericana, explotadora del psychokiller de público potencialmente teen, para tratar de aportar elementos que, sin ser nada innovadores, al menos sí se desligan de todos los convencionalismos asentados en un género tan maltratado como es el del terror. Guillem Morales destacó hace unos años con una pequeña película, "El habitante incierto" que aprovechaba al máximo la escasez presupuestaria y los recursos técnicos y narrativos para firmar un film de terror psicológico que le hizo acaparar la atención de la crítica, aunque no tanto del público, por lo atrevido de su propuesta. En su segunda película, "Los ojos de Julia", nada queda de aquel prometedor director que, en esta ocasión, lucha contra viento y marea por sacar a flote un proyecto que ni alcanza los mínimos exigibles ni logra evitar en el espectador la sensación de indiferencia, cuando no estupor, ante lo que está visionando. 

Podría destacarse las similitudes con la sobrevalorada película de Juan Antonio Bayona, "El orfanato", en lo que a aspectos técnicos y de desarrollo dramático, pero esto quizás responde más a una flagrante treta comercial que no a una cuestión estética. "Los ojos de Julia", financiada en parte por Antena 3 films (dato a tener muy en cuenta), parte de una premisa muy cuestionable, risible y que trata de imprimir premura y brusquedad a una narración que requería reposo y contención. Desgraciadamente, si los cimientos son maleables, la estructura no puede sino tambalearse hasta desplomarse y, en este caso, antes de tiempo. Morales juega con elementos archiconocidos de género, utilizando inclusos recursos claramente hithcockianos, para tratar de jugar al despiste con el espectador, a la búsqueda, aparentemente afanada y sin éxito, de un probable asesino. A pesar de los evidentes abruptos narrativos en su desarrollo, la película resulta medianamente interesante en su primer tercio, pudiendo incluso ser perdonable el hecho de reducir el leit motiv de la cinta a un par de líneas, aunque Morales abuse de los consabidos efectos de sonido, lo que dota al film de escasa efectividad dramática y una abrumadora escasez de ideas. Aún así la dirección resalta por encima del despropósito literario y la película consigue, sin apasionar, avanzar a duras penas. 

Lamentablemente la tensa cuerda que sustenta la película finalmente cede y el desplome, premonitorio, sale a relucir en su último tercio, donde el realizador rompe con lo visto hasta el momento, más orientado hacia el terror de cariz psicológico, de escaso recorrido y de bajo nivel, pero perdonable, para decantarse por un estrépito de nula calidad, vergonzante por momentos y que trata de amortizar el personaje de Belén Rueda. Así, "Los ojos de Julia" desemboca en un subproducto de sobremesa empecinado en mostrar a una protagonista acosada por un más que previsible asesino, por muchos giros que quieran dar al texto el guionista y director, sin mayores aportes que el mero "corre que te pillo" estirado hasta la saciedad, que invita a mirar desesperadamente el reloj cuando no a abandonar la sala. Guillem Morales se ha equivocado de pleno con un guión que debía haber rechazado desde sus primeros párrafos, y ni la correcta, sin alardes, labor de dirección, ni la presencia de actores como Lluis Homar o Belen Rueda pueden evitar el naufragio de una película con un alarmante vacío expresivo y unas líneas de diálogo sonrojantes. 

El personaje de Julia pierde la vista progresivamente en esta película, el espectador pierde la confianza y su capacidad de aguante físico a medida que avanza esta insufrible película que nunca llega a conseguir las cotas mínimas de credibilidad e interés. El resurgir del cine español de terror ha sufrido un doloroso vuelco con "Los ojos de Julia", ya que desgraciadamente pase a ser seria candidata para engrosar las listas de las peores películas del año, que ya se van preparando ahora que 2010 toca a su fin. Yo seré uno de los que vote por ella.

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