Christopher Nolan es, hoy por hoy, uno de los realizadores con mayor proyección y más interesantes del panorama cinematográfico hollywoodiense. Su fino sentido del ensamblaje entre la disección, casi enfermiza, de la psicología humana, y una concepción formal digna de una superproducción ha logrado aunar los aplausos de dos sectores tan aparentemente enfrentados como crítica y público. "Origen" es un delicioso manjar preparado a fuego lento y siguiendo a rajatabla una elaborada receta, donde nada tiende a la improvisación, provocando en el espectador una pausada y agradable digestión que, a la vez que lo sumerge en un mundo fascinante, lo somete a un estricto interrogatorio metafísico y existencial. Y es que "Origen" merece un segundo, un tercer y un cuarto visionado, dada su inabarcabilidad en su primera toma de contacto. Nolan tiene el don para atrapar al espectador con un discurso no apto para todas las mentes, dotándolo de un envoltorio trepidante y espectacular, pero necesario a la vez, sin que el handicap de la película resulte ser su metraje. Thriller, ciencia ficción y drama se dan la mano en un film que deja exhausto al espectador en su primer visionado, pero le genera adicción para retornar a ese laberinto críptico y cuasi indescifrable que sólo puede haber sido obra de una mente lúcida y despierta. "Origen" pasará, con el paso de los años, a ser una obra de culto de un cineasta que ha optado por tomar el rumbo contrario en el adormilado y acomodado Hollywood.
No hay comentarios:
Publicar un comentario